Tóxico y mortal para los humanos. El mundo ha pasado del petróleo y el gas a un nuevo recurso bombeado desde las profundidades de la superficie terrestre. Aunque este gas altamente radiactivo es mucho más poderoso que otras fuentes de combustibles fósiles, tiene un efecto secundario desagradable. En un futuro no tan lejano pero distópico, la crisis energética mundial solo ha empeorado y los pocos recursos que aún quedan disponibles para aprovechar se encuentran en lugares remotos e inhóspitos.
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